20 de mayo de 2015

Muerte de la luz


1977 fue un buen año para la ciencia ficción. Esta fecha es recordada por los entusiastas del género por ser el año en el que se estrenó Star Wars, aunque también nos dejó Encuentros en la tercera fase y A scanner darkly en el género literario. Este año también supuso un hito importante para los amantes de la ficción literaria, ya que George R.R. Martin, creador del universo de Juego de Tronos (o Canción de hielo y fuego, como debería ser llamada la saga), publicó su primera novela, de la cual vengo a hablaros en el post de hoy, se trata de La muerte de la luz. Sin embargo, aunque se tratase de su primera novela, George ya había plantado su nombre en el panorama de la ciencia ficción, obteniendo un Premio Hugo (uno de los más importantes dentro de este campo) en 1975 en la categoría de mejor relato corto por su obra A song for Lya

La muerte de la luz es ante todo una historia de amor, amor interestelar, ya que hace falta amor para acudir a la llamada de tu ex-novia cuando se encuentra a varios años luz de ti, pero además el amor fruto de la amistad y el amor al honor, pero no adelantemos acontecimientos. El libro comienza explicando el que será el escenario en el que se desarrolla la trama, Worlorn, un planeta vagabundo, sin una estrella en torno a la que orbitar, pero que sin embargo se predice que se acercará al sistema Rueda de Fuego lo suficiente para aumentar su temperatura superficial y dotar al planeta de condiciones óptimas para la vida... durante unos 50 años. Después de este tiempo, el cuerpo celeste proseguirá su eterno viaje hacia los confines de la galaxia, volviendo a convertirse en una enorme bola de hielo en la inmensa soledad del universo. De este modo se decide organizar el "Festival de los mundos exteriores" un evento con una duración de 10 años en el que numerosas civilizaciones se reunirán para construir enormes edificios y poblar Worlorn con la flora y fauna propias de cada cultura. No obstante, el tiempo en el que se desarrolla la acción de la novela es una vez pasado El Festival, cuando el planeta se está alejando cada vez más del sistema que le proporciona el calor necesario para la existencia de la vida, los días son cada vez más fríos, y el planeta está practicamente deshabitado. 


Dirk t'Larien, el protagonista de nuestra historia recibe la petición de Gwen Delvano para que acuda a ella siete años después de que su relación se hubiera disuelto. Intrigado, Dirk recorre media galaxia con la esperanza de recuperar su antigua relación y volver a disfrutar de su vida junto a Gwen. Sin embargo, al llegar al moribundo Worlorn, descubre que Gwen está casada Jaan Vikary, un orgulloso noble de la raza kavalar, acompañado también de Garse Janacek, su teyn, término empleado en la cultura kavalar y cuyo significado va más allá de las palabras amigo, hermano, guardaespaldas, aunque las abarca a todas. Al encontrarse ante esta situación, Dirk no entiende el por qué de la llamada de Gwen, aunque no tardará mucho en percibir que ésta se comporta de forma extraña, y que dice menos de lo que le gustaría. 

Junto a Dirk iremos descubriendo los detalles de una cultura kavalar que G.R.R. Martin describe de una manera muy precisa, y que es uno de los alicientes del libro. Así, los kavalares son una raza con un profundo sentido del honor, lealtad y amistad, en la que el vínculo entre teyns es lo más sagrado y en la que sus rígidas y severas tradiciones están profundamente arraigadas. 

De esta manera, a la vez que exploramos Worlorn, y los rasgos de la cultura kavalar, también descubriremos la vorágine de sentimientos que encierra este cuadrado amoroso: el deseo de recuperar a Gwen por parte de Dirk, la relación de esposa sumisa de ésta con Jaan junto a un sentimiento de amor-odio hacia Garse, y el vínculo profundo que une a Jaan y Garse fuera del alcance del entendimiento humano. 

En definitiva, Muerte de la luz contiene aspectos morales tales como la necesidad de respetar la dignidad y la voluntad de las mujeres, el respeto hacia la cultura y tradiciones de otra raza, la esencial igualdad de todos los seres humanos y sobre lo inevitable de los cambios que toda sociedad ha de experimentar si no quiere quedar estancada en el pasado. 304 páginas para el disfrute de una historia de amor, odio, melancolía, traición y muerte, muy recomendable para todos los públicos.

Publicado originalmente en Crónicas de Valhalla.

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